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Generosidad salarial en UGT con pólvora del rey

Para los sindicalistas no parece existir ni la crisis, ni el paro, ni la conveniencia de moderar los salarios para mejorar la maltrecha competitividad de la economía.

Sólo así puede entenderse la espléndida subida salarial de entre el 5% y el 7%, según categorías, que ha aprobado este ejercicio el sindicato UGT para sus más de 4.000 empleados. Así como suena. Un aumento retributivo absolutamente desproporcionado, al que ni siquiera puede atribuírsele como referencia la inflación, pese a la tasa actual preocupantemente elevada del 3,6%. Cabe la duda de que la dirección del sindicato, con Cándido Méndez a la cabeza, haya decidido ser pionera en España en aplicar las tesis de la canciller de Alemania, Angela Merkel, para vincular los aumentos salariales a las ganancias de productividad y no a la inflación y que, por ello, en el caso de UGT, su mejora de la productividad sea compatible con dicho incremento salarial.

Cuesta creer que se trate de eso, máxime cuando en la discusión que patronal y sindicatos llevan a cabo para reformar la negociación colectiva estos últimos rechazan categóricamente renunciar a la inflación como índice de referencia para los convenios.
Lo que trasciende es la sensación de que UGT no tiene la necesidad de apretarse el cinturón, ni de moderar su política salarial, como se han visto obligadas a hacer la inmensa mayoría de las empresas.

Si estuviéramos hablando de una empresa privada poco habría que decir, más allá de cuestionar la idoneidad o no de tal subida en función de la situación financiera de la compañía, pero cuando se trata de un sindicato que dispara con pólvora del rey porque su estructura burocrática se sostiene gracias las generosísimas y crecientes subvenciones que recibe cada año con cargo al contribuyente el asunto adquiere una dimensión de grave indecencia.



Mientras que funcionarios y pensionistas han tenido que asumir importantes sacrificios para contribuir a la obligada reducción del déficit público, el duro ajuste presupuestario no ha afectado a las millonarias subvenciones que perciben los sindicatos, a lo que habría que sumar la interminable devolución de su supuesto patrimonio histórico.

La principal fuente de financiación de los sindicatos debería provenir de las cuotas de sus afiliados, que en la actualidad representan una exigua parte de sus ingresos. Eso contribuiría a granjearles una imagen de independencia del poder político de la que ahora carecen.
Pero mientras dependan del pesebre estatal deberían estar sometidos a un riguroso control de sus finanzas y rendir cuentas de cada euro que ingresan y su destino. Es la mínima transparencia
exigible.

Fuente:Fuente: www.expansion.com

Casesa se adjudica la seguridad de 41 instalaciones del Ejército de Tierra, cuatro en CyL

La compañía de seguridad privada Casesa ha conseguido la adjudicación para 2011 de los servicios de vigilancia y seguridad de 41 instalaciones del Ejército de Tierra de España, según ha informado la empresa en un comunicado.

Entre las localizaciones de las que se hará cargo la compañía destacan 13 instaladas en la Comunidad de Madrid, tres en Cataluña, cuatro en Andalucía, seis en Aragón, cuatro en Castilla-La Mancha y cuatro también en Castilla y León.

Asimismo, también se ocupará de la seguridad de dos bases en la Comunidad Valenciana, dos en Baleares y una en cada una de las comunidades autónomas de País Vasco, Galicia, Cantabria, Canarias y las ciudades de Ceuta y Melilla. Además, este contrato supondrá la subrogación de cerca de 157 personas.

"Trabajar con el Ejército es una responsabilidad de enorme envergadura. Igual que ellos velan por la seguridad del país, nosotros lo haremos por la de sus instalaciones", ha destacado el director general de la sociedad, Francisco Javier García Saldaña.

Casesa, que cerró 2010 con una facturación de más de 140 millones de euros, un 7% más que el ejercicio anterior, mantiene como objetivo posicionarse en cinco años entre las principales compañías de seguridad de España.

Fuente: EUROPA PRESS